miércoles, 29 de febrero de 2012
jueves, 23 de febrero de 2012
LA LIEBRE Y LA TORTUGA: INCENTIVA EL RESPETO Y ADMIRACIÒN DE LOS DEMÀS
Esta fábula enseña a los niños que no hay que burlarse jamás de los demás y que el exceso de confianza puede ser un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos.
- ¡Eh, tortuga, no corras tanto que nunca vas a llegar a tu meta! Decía la liebre burlándose de la tortuga.
Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre:
- Estoy segura de poder ganarte una carrera
- ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.
- Sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera.
La liebre, muy ufana, aceptó. Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho señaló los puntos de partida y de llegada, y sin más preámbulos comenzó la carrera en medio de la incredulidad de los asistentes.
Confiada en su ligereza, la liebre dejó coger ventaja a la tortuga y se quedó haciendo burla de ella. Luego, empezó a correr velozmente y sobrepasó a la tortuga que caminaba despacio, pero sin parar. Sólo se detuvo a mitad del camino ante un prado verde y frondoso, donde se dispuso a descansar antes de concluir la carrera. Allí se quedó dormida, mientras la tortuga siguió caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse.
Cuando la liebre se despertó, vio con pavor que la tortuga se encontraba a una corta distancia de la meta. Salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga había ganado la carrera!
La liebre y la tortuga
En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de pregonar que ella era la más veloz y se jactaba de ello ante la lentitud de la tortuga.- ¡Eh, tortuga, no corras tanto que nunca vas a llegar a tu meta! Decía la liebre burlándose de la tortuga.
Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre:
- Estoy segura de poder ganarte una carrera
- ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.
- Sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera.
La liebre, muy ufana, aceptó. Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho señaló los puntos de partida y de llegada, y sin más preámbulos comenzó la carrera en medio de la incredulidad de los asistentes.
Cuando la liebre se despertó, vio con pavor que la tortuga se encontraba a una corta distancia de la meta. Salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga había ganado la carrera!
Ese día la liebre aprendió, en medio de una gran humillación, que no hay que burlarse jamás de los demás. También aprendió que el exceso de confianza es un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos.
QUERIDOS PAPITOS,LOS INVITO A LEER ESTA HERMOSA FÀBULA, QUE TIENE COMO FINALIDAD FORTALECER EN LOS INFANTES LOS VALORES DEL RESPETO Y LA HUMILDAD HACIA LOS DEMÀS.ES IMPORTANTE QUE COMO FORJADORES Y ORIENTADORES DE NUESTROS HIJOS,INCULQUEMOS EN ELLOS,DE UNA FORMA DINÀMICA Y ACTIVA PRINCIPIOS Y NORMAS QUE SERÀN DE GRAN UTILIDAD EN SUS PERSONALIDADES.ESTOY SEGURA QUE NOS DIVERTIREMOS TODOS EN FAMILIA!!!!!!!!!
miércoles, 22 de febrero de 2012
EL PRINCIPE Y EL JUGUETERO.
EL PRINCIPE Y EL JUGUETERO.
Había una vez un pequeño príncipe acostumbrado a tener cuanto quería. Tan caprichoso era que no permitía que nadie tuviera un juguete si no lo tenía él primero. Así que cualquier niño que quisiera un juguete nuevo en aquel país, tenía que comprarlo dos veces, para poder entregarle uno al príncipe.
Cierto día llegó a aquel país un misterioso juguetero, capaz de inventar los más maravillosos juguetes. Tanto le gustaron al príncipe sus creaciones, que le invitó a pasar todo un año en el castillo, prometiéndole grandes riquezas a su marcha, si a cambio creaba un juguete nuevo para él cada día. El juguetero sólo puso una condición:
Mis juguetes son especiales, y necesitan que su dueño juegue con ellos - dijo - ¿Podrás dedicar un ratito al día a cada uno?
¡Claro que sí! - respondió impaciente el pequeño príncipe- Lo haré encantado.
Y desde aquel momento el príncipe recibió todas las mañanas un nuevo juguete. Cada día parecía que no podría haber un juguete mejor, y cada día el juguetero entregaba uno que superaba todos los anteriores. El príncipe parecía feliz.
Pero la colección de juguetes iba creciendo, y al cabo de unas semanas, eran demasiados como para poder jugar con todos ellos cada día. Así que un día el príncipe apartó algunos juguetes, pensando que el juguetero no se daría cuenta. Sin embargo, cuando al llegar la noche el niño se disponía a acostarse, los juguetes apartados formaron una fila frente él y uno a uno exigieron su ratito diario de juego. Hasta bien pasada la medianoche, atendidos todos sus juguetes, no pudo el pequeño príncipe irse a dormir.
Al día siguiente, cansado por el esfuerzo, el príncipe durmió hasta muy tarde, pero en las pocas horas que le quedaban al día tuvo que descubrir un nuevo juguete y jugar un ratito con todos los demás. Nuevamente acabó tardísimo, y tan cansado que apenas podía dejar de bostezar.
Desde entonces cada día era aún un poquito peor que el anterior. El mismo tiempo, pero un juguete más. Agotado y adormilado, el príncipe apenas podía disfrutar del juego. Y además, los juguetes estaban cada vez más enfadados y furiosos, pues el ratito que dedicaba a cada uno empezaba a ser ridículo.
En unas semanas ya no tenía tiempo más que para ir de juguete en juguete, comiendo mientras jugaba, hablando mientras jugaba, bañándose mientras jugaba, durmiendo mientras jugaba, cambiando constantemente de juego y juguete, como en una horrible pesadilla. Hasta que desde su ventana pudo ver un par de niños que pasaban el tiempo junto al palacio, entretenidos con una piedra.
Hummm, ¡tengo una idea! - se dijo, y los mandó llamar. Estos se presentaron resignados, preguntándose si les obligaría a entregar su piedra, como tantas veces les había tocado hacer con sus otros juguetes.
Pero no quería la piedra. Sorprendentemente, el príncipe sólo quería que jugaran con él y compartieran sus juguetes. Y al terminar, además, les dejó llevarse aquellos que más les habían gustado.
Aquella idea funcionó. El príncipe pudo divertirse de nuevo teniendo menos juguetes de los que ocuparse y, lo que era aún mejor, nuevos amigos con los que divertirse. Así que desde entonces hizo lo mismo cada día, invitando a más niños al palacio y repartiendo con ellos sus juguetes
Y para cuando el juguetero tuvo que marchar, sus maravillosos 365 juguetes estaban repartidos por todas partes, y el palacio se había convertido en el mayor salón de juegos del reino.
Había una vez un pequeño príncipe acostumbrado a tener cuanto quería. Tan caprichoso era que no permitía que nadie tuviera un juguete si no lo tenía él primero. Así que cualquier niño que quisiera un juguete nuevo en aquel país, tenía que comprarlo dos veces, para poder entregarle uno al príncipe.
Cierto día llegó a aquel país un misterioso juguetero, capaz de inventar los más maravillosos juguetes. Tanto le gustaron al príncipe sus creaciones, que le invitó a pasar todo un año en el castillo, prometiéndole grandes riquezas a su marcha, si a cambio creaba un juguete nuevo para él cada día. El juguetero sólo puso una condición:
Mis juguetes son especiales, y necesitan que su dueño juegue con ellos - dijo - ¿Podrás dedicar un ratito al día a cada uno?
¡Claro que sí! - respondió impaciente el pequeño príncipe- Lo haré encantado.
Y desde aquel momento el príncipe recibió todas las mañanas un nuevo juguete. Cada día parecía que no podría haber un juguete mejor, y cada día el juguetero entregaba uno que superaba todos los anteriores. El príncipe parecía feliz.
Pero la colección de juguetes iba creciendo, y al cabo de unas semanas, eran demasiados como para poder jugar con todos ellos cada día. Así que un día el príncipe apartó algunos juguetes, pensando que el juguetero no se daría cuenta. Sin embargo, cuando al llegar la noche el niño se disponía a acostarse, los juguetes apartados formaron una fila frente él y uno a uno exigieron su ratito diario de juego. Hasta bien pasada la medianoche, atendidos todos sus juguetes, no pudo el pequeño príncipe irse a dormir.
Al día siguiente, cansado por el esfuerzo, el príncipe durmió hasta muy tarde, pero en las pocas horas que le quedaban al día tuvo que descubrir un nuevo juguete y jugar un ratito con todos los demás. Nuevamente acabó tardísimo, y tan cansado que apenas podía dejar de bostezar.
Desde entonces cada día era aún un poquito peor que el anterior. El mismo tiempo, pero un juguete más. Agotado y adormilado, el príncipe apenas podía disfrutar del juego. Y además, los juguetes estaban cada vez más enfadados y furiosos, pues el ratito que dedicaba a cada uno empezaba a ser ridículo.
En unas semanas ya no tenía tiempo más que para ir de juguete en juguete, comiendo mientras jugaba, hablando mientras jugaba, bañándose mientras jugaba, durmiendo mientras jugaba, cambiando constantemente de juego y juguete, como en una horrible pesadilla. Hasta que desde su ventana pudo ver un par de niños que pasaban el tiempo junto al palacio, entretenidos con una piedra.
Hummm, ¡tengo una idea! - se dijo, y los mandó llamar. Estos se presentaron resignados, preguntándose si les obligaría a entregar su piedra, como tantas veces les había tocado hacer con sus otros juguetes.
Pero no quería la piedra. Sorprendentemente, el príncipe sólo quería que jugaran con él y compartieran sus juguetes. Y al terminar, además, les dejó llevarse aquellos que más les habían gustado.
Aquella idea funcionó. El príncipe pudo divertirse de nuevo teniendo menos juguetes de los que ocuparse y, lo que era aún mejor, nuevos amigos con los que divertirse. Así que desde entonces hizo lo mismo cada día, invitando a más niños al palacio y repartiendo con ellos sus juguetes
Y para cuando el juguetero tuvo que marchar, sus maravillosos 365 juguetes estaban repartidos por todas partes, y el palacio se había convertido en el mayor salón de juegos del reino.
viernes, 10 de febrero de 2012
LOS TRES MOMENTOS EN LA LECTURA
Los momentos en la lectura
Primer momento.
Determinar los objetivos de la lectura (propósito).
Activar conocimientos previos. (Establecer relaciones)
Predecir y elaborar hipótesis.(apoyados en la interpretación que se va construyendo, los conocimientos previos y la experiencia del lector)
Segundo momento:
Monitorear la lectura y la comprensión de ésta.
Interrogar textos para:
Comprobar o rechazar hipótesis.
Realizar predicciones.
Aclarar dudas utilizando el contexto.
Ampliar vocabulario.
Releer las partes confusas.
(Lectura colectiva guiada)
Tercer momento:
Ampliar y profundizar lo leído.
Desarrollar la capacidad analítica, crítica y la creatividad.
Ejemplo de otras estrategias:
Secuencia de hechos.
Cuadro de dos columnas.
Tres tipos de preguntas.
Los tres tipos de preguntas:
Explícitas.
Las respuestas están explicitadas en el texto.
Inferenciales:
La respuesta está en forma implícita o inferencial.
Valorativas:
La respuesta se encuentra en el propio conocimiento del lector.
MOMENTOS DE LECTURA
LOS TRES MOMENTOS DE LA LECTURA:
a) Antes
b) Durante
c) Después
Veamos el siguiente ejercicio:
“Antes de la lectura”
1. A partir del título del siguiente texto, realice hipótesis y predicciones sobre
su contenido.
“El Hombre Sabio”
- ¿De qué se puede tratar un texto con este título?
- ¿Qué tipo de texto será?
- ¿Qué situaciones, recuerdos o imágenes le provocan este título?
“Durante la lectura”
2. Leamos a continuación el texto, luego comprobemos las predicciones e
hipótesis hechas. Si encontramos palabras desconocidas, subrayémoslas.
TEXTO 1
EL HOMBRE SABIO
En un pequeño pueblo vivía hace muchos años un hombre muy sabio. Todos
los habitantes del lugar lo buscaban, con sus penas y problemas, con sus
angustias y deseos. Él siempre tenía para ellos una palabra de consuelo, porque
era buen observador y sabía escuchar como ninguno. También vivía en el pueblo
cierta niña, conocida por todos como la más traviesa de toda la comarca. Lista
para bromas y trampas, presente en cada riña callejera, era incansable
haciendo diabluras.
Un día decidió enfrentarse al sabio. Se dijo: “Voy a tomar un pajarito del nido
que he descubierto en el bosque y se lo llevaré entre mis manos. A la pregunta –
¿Qué tengo en mis manos? – seguramente contestará – Un pajarito -, pero le
voy a hacer una segunda pregunta: - ¿Está vivo o muerto? Si el sabio contesta –
Está muerto – abriré mis manos para enseñar el pájaro vivo. Si me dice – Está
vivo – aplastaré al pajarito antes de abrir mis manos. De cualquier manera él se
va a equivocar.
Parecía un plan impecable y pronto lo puso en práctica. Un poco más tarde se
presentó ante el sabio con un pajarito asustado entre las manos y dijo sin rodeos
ni explicaciones:
- Dime, sabio, ¿Qué tengo en mis manos?
- Bueno, niña, un pajarito asustado – era la respuesta esperada.
- Muy bien, hombre sabio, pero dime, por favor: ¿Está vivo o está muerto?
La niña no pudo evitar el brillo de triunfo en sus ojos, ni la tensión en sus
manos. El hombre se quedó viendo a la niña con una mirada triste y dijo
suavemente:
La respuesta está en tus manos.
“Después de la lectura”
3. Comprobemos las hipótesis y predicciones hechas y respondamos preguntas
de comprensión lectora de distintos niveles de complejidad.
- ¿De qué se trata este texto con este título?
- ¿Qué tipo de texto es?
- ¿Quiénes participan en el texto?
- ¿Qué acontecimientos se mencionan?
- ¿Qué pretendía la niña al plantear este dilema al sabio?
- Si el sabio comprendió el juego de la niña, ¿Por qué en vez de salvarle la vida
al pajarito – diciéndole “está muerto” – le dijo “la respuesta está en tus manos”?
- ¿Qué le quiso enseñar el sabio a la niña?
- Para ti, ¿cuál es el tema o idea central de este relato?
Ejercicio 2:
a) Señala a cuál de los tres niveles de comprensión lectora (según la taxonomía
de Barret) corresponde cada pregunta.
b) Relaciona cada una de las preguntas con alguna de las destrezas o
habilidades que a continuación se mencionan:
- inferir
- valorar
- parafrasear
- sintetizar
- interpretar
Ejercicio 3:
Confecciona cuatro preguntas de inferencia y tres de léxico contextual, en base
al relato leído.
viernes, 3 de febrero de 2012
CONSEJOS PARA EL INGRESOS DE LOS NIÑOS(AS) AL COLEGIO
CONSEJOS PARA UNA BUENA ADAPTACIÓN A LA ESCUELA DEL NIÑO
En la primera infancia, todo es nuevo para los niños. Y sólo nosotros, los padres somos los únicos que podemos ayudarles con el apoyo y la comprensión que ellos necesitan en momentos como éste. La integración del niño en una escuela debe realizarse paulatinamente, es decir, pasito a pasito, sin prisas ni agobios. Es muy importante respetar los tiempos y las exigencias de cada niño en particular.
Para conseguir que tu hijo se adapte bien a la escuela infantil o al colegio, sobre todo, si es la primera vez que le llevas, es recomendable seguir estos consejos que le ayudarán a superar esta situación con naturalidad.
1. Adaptación horaria. Al principio, lleva al niño sólo durante unas algunas horas a la escuela infantil y, poco a poco, ve aumentando el horario. Cada niño necesita de su tiempo.
2. Objetos de apego. Deja que tu hijo lleve, se así lo desea, su juguete preferido, o algo que le sea familiar y le mantenga unido con su hogar.
3. Despedidas rápidas. Evita prolongar las despedidas en exceso. Hay que transmitir seguridad al niño y evitar dramatismos. Tu hijo debe saber que dentro de un rato vendrás a recogerle y que lo que estás haciendo es lo mejor para él.
4. Motivación y ánimo. Al salir de la escuela infantil, dedica tiempo a tu hijo, jugando con él. Es bueno que descubra que lo que hace en el centro no es tan distinto de lo que hace habitualmente en casa. Anímale a compartir contigo las experiencias que aprende en la escuela. Y demuestra alegría y entusiasmo por sus progresos.
5. Entradas y salidas. Es conveniente que la madre o el padre vayan a llevarle y a recogerle. Esta rutina le proporcionará seguridad y, además, se acostumbrará antes al cambio.
6. Contacto directo. Siempre que lo consideres necesario habla con la profesora o educadora sobre tus dudas, tus inquietudes y sobre cualquier cambio que observes en el niño.
7. Actividades. Busca estar informada sobre las actividades que están desarrollando en clase: fichas, canciones nuevas, estaciones del año, etc, para entender y potenciar su aprendizaje.
8. Evolución y etapas. Los aspectos de la evolución del niño deben ser coordinados con las educadoras (retirada del pañal o del chupete) para que se lleven de la misma forma en casa y en la escuela.
9. Alimentación. Procura tener en cuenta qué es lo que come cada día en la escuela infantil, solicitando el menú, para poder ofrecerle una dieta más equilibrada.
10. Ambiente relajado. Para una mejor adaptación del niño a la escuela infantil conviene que su día no empiece con prisas o agobios por salir de casa. Así que nada de prisas por la mañana. Procura despertarle con tiempo para que desayune tranquilamente y se dirija sin agobios a la escuela infantil.
jueves, 2 de febrero de 2012
COMPRENSIÓN LECTORA
LOS PADRES DEBEN TENER UN CONOCIMIENTO ACERCA DE LOS FINES DE LA COMPRENSIÓN LECTORA,LA CUAL DEBE DESARROLLARSE DESDE LA PRIMERA INFANCIA,PROPORCIONA EN LOS NIÑOS EL ANALISIS,COMPRENSIÓN E INTERPRETACIÓN DE LOS TEXTOS QUE LEE.
A CONTINUACIÓN SE EXPONE UN CONCEPTO MÁS AMPLIO DE SU DEFINICIÓN.
A CONTINUACIÓN SE EXPONE UN CONCEPTO MÁS AMPLIO DE SU DEFINICIÓN.
COMPRENSIÓN LECTORA
La comprensión es el proceso de elaborar el significado por la vía de aprender las ideas relevantes de un texto y relacionarlas con las ideas que ya tienen un significado.
Es el proceso a través del cual el lector "interactúa" con el texto. Sin importar la longitud o brevedad del párrafo, el proceso se impide, siempre de la misma forma, jamás se da. La lectura es un proceso de interacción entre el pensamiento y el lenguaje, el lector necesita reconocer las letras, las palabras, las frases, sin embargo cuando se lee no siempre se logra comprender el mensaje que encierra el texto, es posible incluso que se comprenda mal, como casi siempre ocurre. Como habilidad intelectual, comprender implica captar los significados que otros han transmitido mediante sonidos, imágenes, colores y movimientos. La comprensión lectora es un proceso más complejo que identificar palabras y significados, esta es la diferencia entre lectura y comprensión.
LOS CUENTOS DESPIERTAN MI IMAGINACIÓN
ES DIVERTIDO LEER CUENTOS INFANTILES,EN ESPECIAL AQUELLOS QUE FORTALECEN LOS VALORES,ES POR ELLO QUE TE INVITO A LEER EN FAMILIA ESTE,TE ASEGURO QUE DESCUBRIRAS RAPIDAMENTE QUE TE QUIERE TRANSMITIR.
Camila era una niña golosa y comilona que apenas tenía amigos y sólo encontraba diversión en los dulces y los pasteles. Preocupados, sus papás escondían cualquier tipo de dulce que caía en sus manos, y la niña comenzó una loca búsqueda de golosinas por todas partes. En uno de sus paseos, acabó en una pequeña choza desierta, llena de chacharros y vasos de todos los tipos y colores. Entre todos ellos, se fijó en una brillante botellita de crital dorado, rellena de lo que parecía chocolate, y no dudó en bebérselo de un trago. Estaba delicioso, pero sintió un extraño cosquilleo, y entonces reparó en el título de la etiqueta: "lágrimas de cristal", decía, y con pequeñísimas letras explicaba: "conjuro para convertir en chocolate cualquier tipo de lágrimas".
LÁGRIMAS DE CHOCOLATE
¡Camila estaba entusiasmada! Corrió por los alrededores buscando quien llorase, hasta encontrar una pequeña niña que lloraba desconsolada. Nada más ver sus lágrimas, estas se convirtieron en chocolate, endulzando los labios de la niñita, que al poco dejó de llorar. Juntas pasaron un rato divertido probando las riquísimas lágrimas, y se despidieron como amigas. Algo parecido ocurrió con una mujer que había dejado caer unos platos y un viejito que no encontraba su bastón; la aparición de Camila y las lágrimas de chocolate animaron sus caras y arrancaron alguna sonrisa.
Pronto Camila se dio cuenta de que mucho más que el chocolate de aquellas lágrimas, era alegrar a personas con problemas lo que la hacía verdaderamente feliz, y sus locas búsquedas de dulces se convirtieron en simpática ayuda para quienes encontraba entregados a la tristeza. Y de aquellos dulces encuentros surgieron un montón de amigos que llenaron de sentido y alegría la vida de Camila.
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