Una narración: es el relato de unos hechos reales o imaginarios que les
suceden a unos personajes en un lugar. Cuando contamos algo que nos ha sucedido
o que hemos soñado o cuando contamos un cuento, estamos haciendo una narración.
Elementos de la narración.
•El narrador: es la persona que
cuenta la historia. Si cuentas lo que te ha sucedido, tú eres el narrador. En
los cuentos, el narrador es él que va contando lo que sucede y presentando a
los personajes.
•Los personajes: son los seres a los
que les ocurren los hechos que el narrador cuenta. Si cuentas lo que te ha
pasado a ti, además de ser el narrador eres un personaje de la historia. Si
cuentas lo que les ha pasado a tus padres, los personajes son ellos.
•La acción: son los hechos que se
cuentan en el relato.
LA CIGARRA
Y LA HORMIGA
El
invierno sería largo y frío. Nadie sabía mejor que la hormiga lo mucho que se
había afanado durante todo el otoño, acarreando arena y trozos de ramitas de
aquí y de allá. Había excavado dos dormitorios y una cocina flamantes, para que
le sirvieran de casa y, desde luego, almacenado suficiente alimento para que le
durase hasta la primavera. Era, probablemente, el trabajador más activo de los
once hormigueros que constituían la vecindad.
Se
dedicaba aún con ahínco a esa tarea cuando, en las últimas horas de una tarde
de otoño, una aterida cigarra, que parecía morirse de hambre, se acercó
renqueando y pidió un bocado. Estaba tan flaca y débil que, desde hacía varios
días, sólo podía dar saltos de un par de centímetros. La hormiga a duras penas
logró oír su trémula voz.
¡Habla!
Dijo la hormiga. ¿No ves que estoy ocupada? Hoy sólo he trabajado quince horas
y no tengo tiempo que perder.
Escupió
sobre sus patas delanteras, se las restregó y alzó un grano de trigo que pesaba
el doble que ella. Luego, mientras la cigarra se recostaba débilmente contra
una hoja seca, la hormiga se fue de prisa con su carga. Pero volvió en un abrir
y cerrar de ojos.
¿Qué
dijiste? Preguntó nuevamente, tirando de otra carga. Habla más fuerte.
Dije
que... ¡Dame cualquier cosa que te sobre! Rogó la cigarra. Un bocado de trigo,
un poquito de cebada. Me muero de hambre.
Esta
vez la hormiga cesó en su tarea, y descansando por un momento, se secó el sudor
que le caía de la frente.
No
dijo con aire esperanzado. ¿Qué? ¿Qué hiciste durante todo el verano, mientras
yo trabajaba? Preguntó.
Oh...
No vayas a creer ni por un momento que estuve ociosa dijo la cigarra, tosiendo.
Estuve cantando sin cesar. ¡Todos los días!
La hormiga se lanzó como una flecha hacia otro grano de
trigo y se lo cargó al hombro.
Conque cantaste todo el verano repitió. ¿Sabes qué puedes
hacer?
Los consumidos ojos de la cigarra se iluminaron.
Por lo que a mí se refiere, puedes bailar todo el
invierno replicó la hormiga.
Y se fue hacia el hormiguero más próximo..., a llevar
otra carga.